Si alguna vez te tocó pasar la experiencia de estar internado en un centro hospitalario o de acompañar a algún enfermo quizás hayas notado la importancia del entorno físico en el estado de ánimo.
Los colores, elementos y la armonía en un espacio favorecen la sensación de bienestar y ayudan a mejorar y acelerar el proceso de sanación física, mental y emocional de los pacientes.
Un paciente internado generalmente está dolorido o preocupado por su estado de salud. Sus familiares también lo estarán. Además de eso probablemente habrá alguna alteración en sus rutinas, ya sea de sueño o alimentación, que son una consecuencia lógica de la necesidad de cuidado que todo un equipo médico y auxiliar de salud. Quizás sienta temor ante los estudios y prácticas a las que se tiene que enfrentar diariamente y considere ese ambiente algo hostil y poco familiar, lo cual aumenta los niveles de estrés y ansiedad.
Afortunadamente muchos profesionales de la salud advirtieron que un entorno agradable favorecía los procesos de mejoría física y gracias a personas con sensibilidad artística se iniciaron programas de inserción de arte en los hospitales.
Payamédicos, músicos residentes, bailarines, actores y pintores se reúnen para alegrar a enfermos internados, para armar talleres de arte en áreas clínicas, para pintar mandalas con mamás de niños internados o para darle color a las paredes de las salas de espera e internación. En un principio los más beneficiados fueron los niños, quizás porque son permeables al arte y al juego, pero luego la actividad fue extendiéndose incluso entre los mismos trabajadores de la salud que trabaja en cada hospital.
Hacer arte y observar arte puede darnos una “ventana interna” a la imaginación y sacar nuestra mente de la preocupación y de largas horas a la espera de un estudio o un resultado. Es un tipo de meditación activa que refocaliza la mente y favorece la salud.
Desde la década del 60, el Dr. Herbert Benson –cardiólogo de la Universidad de Harvard- investigó las consecuencias fisiológicas de la meditación, descubriendo que ayuda a disminuir la presión sanguínea y la tensión muscular, reduce el ritmo cardíaco, calma la respiración, controlar la respuesta corporal al estrés y favorecer la quietud y la paz. Esto ha sido estudiado frecuentemente desde entonces. El Dr. Jon Kabat-Zinn del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts mostró que la meditación o concentración genera un mejor funcionamiento del sistema inmunológico ya que cuando baja el estrés, baja el cortisol y se eleva el fortalece el sistema inmune. La actividad creadora es una meditación activa que logra los mismos efectos. Es una vía para curar la mente y las emociones tanto en niños como en adultos.
Por eso si te toca atravesar un proceso de enfermedad o acompañar a alguien en su proceso recordá esta herramienta. Podés usarla vos mientras esperás un turno médico y tenés a mano un pequeño cuaderno donde dibujar o pintar. También podés facilitarle a la persona internada útiles sencillos que le permitan pasar su tiempo enfocados en otra cosa que no sea la enfermedad.
Podés inspirarte en imágenes de la Naturaleza, narraciones, frases inspiradoras. Podés observar y revalorizar todo lo que rodea a la vida cotidiana, incluso en ambientes hospitalarios poco intervenidos por manifestaciones de arte. Podés ayudar hablando de esas cosas y no de la enfermedad. Tratá de recordar anécdotas de momentos lindos, y si no te acordás de ninguna seguramente algún libro podrá ayudarte.
No hace falta que seas artista sino que puedas establecer un clima favorable para que los temores bajen, y en la medida que el estado de ánimo esté mejor la mejoría física se dará más rápidamente
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