Trabajás al menos ocho horas todos los días, vas al gym, a la reunión de consorcio, a tu capacitación en la facu, al súper y, además, tu compañero de trabajo te pide que le supervises sus papeles como siempre lo hace. Vos claro, estás a mil, y no entendés cómo él no lo ve, pero no sabés cómo negarte, tenés miedo de que piense que sos mal compañero, entonces te quedás en la hora de almuerzo haciendo un trabajo que no es tuyo.
Claro que decir “no” puede traer un malestar momentáneo, pero sin dudas va a evitar la sobre-exigencia que tendrás si hacés algo a disgusto. Incluso evitará que dejes actividades tuyas en ese tiempo.
Aprender a decir “no” se te hace difícil porque pensás que pueden desaprobarte, rechazarte o tenés miedo de molestar o incomodar a alguien y eso puede darte vergüenza o culpa. Pero una y otra vez quedás enredado en situaciones que te incomodan sólo porque no pusiste el límite adecuado y eso te genera estrés.
Si bien es importante ayudar a otros, habrá algo que te haga sonar la alarma ante esas personas que sistemáticamente te piden cosas y tratan de convencerte de hacer algo que no tenés ganas de hacer. Algunos no tienen mala intención, pero son insistentes, ya sea desde el halago, desde la queja o desde la culpa.
Si sos de los que no saben decir que no a nada, aquí hay algunas sugerencias.
– Decí que no con firmeza pero sin agresividad.
– Da alguna señal de que entendés lo que le sucede al otro, no lo enjuicies ni reproches nada, sencillamente escuchá y mantené la negativa. “Te entiendo, pero no lo haré” es una buena opción.
– Aceptá y tené presentes tus propios límites. Se puede ser solidario sin invadir toda tu vida ni quedar agotado por trabajar el doble.
– Decí no de manera clara y calmada. Con una sola vez basta.
– Cuidá tu lenguaje corporal, mirá al otro a los ojos, tratá de no cruzarte de brazos ni estar jugueteando con objetos mientras das tu negativa.
– Evitá explicaciones luego del no, ya que muestran inseguridad y culpa, con lo que la negativa pierde fuerza. No te disculpes más de lo necesario.
– Podés dejar abierta alguna opción que te permita pensar: como “por el momento no”, “creo que no, tengo que acomodar mi agenda”, “seguramente no”, “no, amenos que…”.
Podés practicar frente al espejo cuando sea una situación que te incomoda mucho diciendo “lo siento, pero no”.
Si tenés miedo a perder algo o alguien por decir que no, pensá que cada cosa que hagas presionado hará que sí pierdas autoconfianza y autoestima, y eso es más importante. Te vas a sentir fortalecido cuando te afirmes.
Permitite pensar en lo que te están pidiendo, algunas personas suelen apurarnos para obtener la respuesta que desean. Podés decir que te dejen pensarlo.
Decir no indica que reafirmás tu personalidad y criterio. Te liberará para dar prioridad a lo que deseás en tu vida y generar menos estrés vinculado a la sobrecarga de actividades. Cuando aprendés a decir que no se va a valorar mucho más tu sí, es cuestión de práctica, si estás sobrepasado de actividad animate a practicarlo.
https://tn.com.ar/salud/lo-ultimo/queres-bajar-el-estres-aprende-decir-no_889391
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